viernes, 30 de noviembre de 2012

Jóvenes memorias de un conflicto antiguo


(Segunda parte)

“Memoria: es algo que a uno no se le borra tan fácil de la mente, porque eso le dio a uno un cambio de vida muy grande. Donde no hubiera sido por eso la vida de uno fuera diferente, uno hubiera sufrido menos y tendría mejores condiciones.”
YH, joven del Urabá Antioqueño<!--[if !supportFootnotes]-->[i]<!--[endif]-->

Existen momentos de la vida que desearíamos olvidar, pero no podemos hacerlo porque marcaron nuestra existencia. El recuerdo de YH es borroso, pero la angustia que sufrió sigue siendo clara. De niño su abuela fue asesinada y su familia tuvo que desplazarse del corregimiento Belén de Bajirá, en Mutatá. En medio del éxodo uno de sus tíos desapareció y luego fue hallado muerto.

Cuando eso ocurrió YH apenas tenía 10 años. Sin embargo, recuerda claramente que a su vereda llegaron hombres armados y que su tío apareció golpeado. También se acuerda que “de niño le tocó rodar un tiempito y que veía a sus papás recostados por ahí después de haber tenido sus tierras.”

Para YH hablar de memoria es hablar de “algo que a uno no se le borra así tan fácil de la mente, porque eso le dio a uno un cambio de vida muy grande. Donde no hubiera sido por eso la vida de uno fuera diferente. Uno hubiera sufrido menos y tendría mejores condiciones.

Ahora, cuando tiene 23 años y está cansado de alojarse donde sus familiares en el municipio de Turbo, este joven moreno, de cabello erizado y nariz achatada, ha vuelto a vivir en el campo donde trabaja junto a su papá.

Y aunque su madre no los acompañó, YH la visita continuamente porque participa en los procesos de la  asociación de reclamantes Tierra y Vida, donde ha conocido mejor su historia familiar.

Gracias a los relatos de su madre YH pudo entender que la muerte de su abuela y el desplazamiento de su familia fueron cometidos por grupos armados, al servicio de terratenientes, para obligar a su abuelo a vender la finca familiar.

“Mi mamá me ha contado que al papá de ella lo amenazaban como obligándolo a que les vendiera. Él hablo con mi abuela y le dijo que vendieran porque eso estaba muy feo. Entonces la abuela le dijo que no, que eso no lo podían vender porque eso lo levantaron para los hijos y eso era lo único que tenían de herencia. Al ver que la que no quería vender era la señora, entonces la asesinaron”, relató este joven.

Tras reconocer que los relatos de su madre lo llenan de tristeza porque ella siempre termina llorando, YH confesó que decidió apoyarla en el proceso de reclamación porque ella guarda la ilusión de recuperar la finca y eso le da fuerzas para seguir adelante, aunque continuamente reciba amenazas.

Además, YH siente que en los espacios de víctimas sus palabras tienen mayor resonancia, especialmente cuando se trata de hacer memoria. “Cuando siento algo lo expreso, pero en unas partes si veo que se siente más lo que uno dice y en otras partes como que queda ahí, simplemente por encima”.

Por eso este joven piensa que el encuentro de Juventud, Memoria y Paz, fue un espacio para recordar y ser escuchado. “La mayor enseñanza acá es que uno expresa lo que siente y queda algo grabado en la memoria. Por ejemplo en ese grabado que hicimos ahí, cada quien graba una huella de lo que siente y piensa y me parece muy bien”, explicó refiriéndose al mural sobre el significado de ser joven.


Un ir y venir de recuerdos

A diferencia de otras niñas, la infancia de ED sólo transcurrió en calma hasta los seis años cuando vio asesinar a uno de sus tíos en medio una masacre. Entonces empezó una vida de ir y venir, para alejarla de las oleadas de violencia que en esa época azotaron al Urabá Antioqueño.

La masacre en la que murió el tío de ED ocurrió en una finca bananera en el corregimiento Currulao del municipio de Turbo. Hasta allí llegaron hombres armados para, con lista en mano, asesinar a los trabajadores que eran miembros del sindicato.

“Eso es un trauma psicológico, porque ver que te saquen a un familiar de la casa y lo maten delante de uno eso lo afecta a uno. Eso fue algo que aún no lo supero. El que no ha vivido el conflicto no tiene como esa idea de lo que es”; expresó la joven.

Desde entonces, la estrategia de los padres de ED fue mandarla a estudiar a otras regiones. Por eso la primaria y parte del bachillerato transcurrieron en Montería, Córdoba, y los estudios de Investigación Judicial en Medellín, Antioquia.

Aún así, los años que ha vivido en Urabá le han bastado a esta joven para conocer el drama que antecedió a sus predecesores; más ahora que acompaña a su madre en la Asociación Tierra y Vida, donde participa en el comité juvenil.

“Mi mamá está reclamando una herencia de mi abuelo en la vereda Los Mangos de Turbo. Cuando ellos vivían allá, a un tío lo mataron en la finca porque la guerrilla y los paramilitares cobraban vacunas. Llegó un momento en que mi familia se cansó y les dijo a las autodefensas que no les iba a pagar más. Después llegó la guerrilla y también les dijo que no les iba a pagar, entonces lo mataron”, relató ED.

La familia abanó la finca y cuando intentó regresar descubrió que estaba ocupada por un empresario bananero, quien la había negociado con un testaferro. Ahora, según ED, “no hay posibilidades de volver porque supuestamente ellos tienen escrituras, pero igual no se pierde la esperanza de recuperar ese predio”.

Para ED reflexionar sobre su historia es una manera de tomar conciencia de lo que pasa en la sociedad, porque para ella reconstruir memoria es aprender de otras personas que tienen experiencias distintas. “No exactamente es violencia pero sí tienen unas formas de desplazamiento distintas. Eso le sirve a uno para el crecimiento personal.”


Los adultos y el legado del olvido

“Generación tras generación los adultos se han encargado un poco de que haya olvido, en parte por el dolor que les ocasiona el involucrar a sus hijos e hijas en el asunto de la reparación integral, bien sea por los riesgos o por la latente posibilidad de repetición.”

Con este planteamiento la investigadora del Área de Víctimas del Instituto Popular de Capacitación, Mónica Rojas, expresó la necesidad de que los jóvenes participen en la construcción de memoria histórica sobre el conflicto armado en Colombia.

De acuerdo con Mónica, la participación de los jóvenes en los procesos de memoria es importante porque ellos han sido víctimas del conflicto y porque aún continúan siendo afectados por el mismo, pues constantemente los grupos armados, legales e ilegales, intentan reclutarlos.

“Entonces si logramos hacer un ejercicio de concientización juvenil, eso permitirá que los jóvenes se ubiquen de una manera distinta frente al conflicto armado y va a evitar que se vinculen a la guerra”, explicó la investigadora.

En ese sentido, Mónica consideró que el encuentro Juventud, Memoria y Paz, financiado por Isagen y CORDAID, tuvo un buen impacto, porque los jóvenes intercambiaron experiencias y conocieron lo que estaba pensando cada uno acerca del conflicto y la construcción de memoria.

Además, explicó la investigadora, los adolescentes “desmitificaron el tema de ser víctimas del conflicto armado e incluso, cuando hicieron el ejercicio de recordación de su historia familiar, fue muy bonito que varios miembros del colectivo Memoria Joven de Medellín dimensionaran que también han sido víctimas.”

Parte de la riqueza de este encuentro se debió a la variedad de los aprendizajes que compartieron los jóvenes, porque sus experiencias varían de acuerdo a la región en la que habitan. Así lo aclaró Mónica Rojas, al referirse a los procesos de los participantes.


De los participantes y las experiencias regionales

Los jóvenes que vinieron de Urabá son de la Asociación Tierra y Vida. Son hijos e hijas de los reclamantes de tierras y han venido haciendo un ejercicio de pensar lo que les pasó alrededor del despojo y de cómo reivindicar esa restitución de tierras por la que están luchando sus familias.

Los jóvenes del Oriente han trabajado la memoria desde la sanación emocional de la familia. Allá el IPC hizo hace años unos talleres para que los niños y las niñas pudieran recibir un acompañamiento psicosocial. Ahora la idea era proponerles formas de articulación entre los municipios, que les permitan pensar la memoria y la reconstrucción de tejido social en el Oriente.

En esa región es más evidente que estos jóvenes buscan la forma de dinamizar los liderazgos de las asociaciones municipales de víctimas y de la Asociación Provincial de Víctimas a ciudadanos y ciudadanas APROVIACI.

Con los jóvenes del Valle de Aburrá hay más inquietud alrededor de lo que hacen sus padres y sus madres; o sea ellos no están muy conectados con lo que hacen sus familiares en la búsqueda de la reparación integral.

Ahora con la escuela permanente de formación del proyecto Juventud, Memoria y Paz, estos jóvenes han dimensionado más la importancia de los derechos humanos, que son sujetos de derechos, que son víctimas y que se pueden articular con otros para pensar un proyecto de memoria histórica juvenil.

Y el colectivo de Memoria Joven, que son los jóvenes de Medellín que vienen en un proceso anterior, pues tienen otra dinámica. Ahí hay objetores de conciencia, antimilitaristas y artistas, que están buscando otro lugar donde hacerse en la sociedad que no sea necesariamente o ser víctimas o victimarios.
<!--[if !supportEndnotes]-->

<!--[endif]-->
<!--[if !supportFootnotes]-->[i]<!--[endif]--> Sólo se publican las iniciales del nombre para proteger al joven y a su familia, porque en la actualidad adelantan un proceso de reclamación de predios y aún son víctimas de amenazas

miércoles, 28 de noviembre de 2012

Jóvenes memorias de un conflicto antiguo

 “La guerra me robó alegría y niñez, pero no los deseos de seguir adelante”
Erika Milena Vallejo,  joven del Oriente Antioqueño

Algunos vivieron la violencia en carne propia, otros la han vivido en los recuerdos de sus padres, sus hermanos, sus tíos o cualquier familiar que les quede vivo. Todos se sienten marcados de alguna forma por la guerra y ninguno puede olvidar esos momentos que cambiaron sus vidas, cuando recién comenzaban a vivir.

Se trata de 80 jóvenes antioqueños afectados por el conflicto armado, que se reunieron en Medellín para compartir sus experiencias y avanzar en la construcción de memoria. Ellos han participado todo el año en la escuela permanente de formación del proyecto Juventud, Memoria y Paz, ejecutado por el Instituto Popular de Capacitación y financiado por CORDAID e ISAGEN.

Érika Milena Vallejo es una de esas jóvenes que, desde los 8 años, conoció los embates de la guerra. Ella vive en el municipio de El Peñol en el Oriente Antioqueño, una región afectada por la violencia de grupos guerrilleros y paramilitares a finales de los noventas y principios del 2000.

Ahora, cuando tiene 20 años, Érika recuerda que la primera barrera que le impuso la guerra fue el temor de salir a la calle para jugar como cualquier niña. Así lo reconoció esta adolescente trigueña y de cabello negro, dejando escapar una tenue sonrisa de labios delgados, con cachetes sonrojados y mirada pérdida.

“Era el hecho de no poder salir a la calle porque a las cinco de la tarde todos nos teníamos que encerrar. Entonces, nos quitaron la niñez, porque cuando uno está en esa edad uno quiere salir con los amigos para jugar golosa o a las escondidas”, relató Érika.

Ella explicó que su casa quedaba en el Sector Uno, cerca del hospital, una de las zonas más violentas en aquella época. El temor era tal, que el encierro no bastaba y, después de las cinco, las personas mantenían el televisor y las luces apagadas. “Era el tener que poner la cama y el chifonier en la puerta para que no la tumbaran o sentir la gente corriendo por los techos para que no la mataran”, agregó la joven.

Recordar la escena de sus vecinos llorando la muerte de algún familiar, tirado en la calle, es algo doloroso para Érika, quien también perdió a un tío y a un primo, en medio de ese conflicto que afectó al Oriente.

Con voz entre cortada esta adolescente relató su tío, a quien dice deberle grandes cosas, murió cuando prestaba servicio militar en la población de San Carlos. Atado a eso mismo destino y “defendiendo la misma región” murió su primo también como recluta del ejército.

“La guerra nos robó alegría y niñez, pero no los deseos de seguir adelante”. Bajo esta premisa Érika a continuado adelante con su vida que en la actualidad transcurre entre un proyecto de reconstrucción ambiental en el SENA y el grupo juvenil de la Asociación Provincial de Víctimas a Ciudadanos (APROVIACI), el cual busca renovar liderazgos de víctimas del conflicto en el Oriente.

Por su compromiso con las víctimas y con la memoria histórica, Érika piensa que este encuentro de jóvenes, es un espacio “maravilloso porque les permite expresarse. Expresar lo que somos, lo que sentimos y lo que pensamos sobre este flagelo, pero lo más importante es mirar qué vamos a hacer por los jóvenes en un proyecto que nos toque a todos.”


La memoria del joven

“Para nosotros la memoria termina siendo un reto porque no ha sido fácil construirla, los jóvenes tenemos el descaro de perder la memoria.” Esto es lo que piensa YG[i], quien pertenece al grupo Memoria Joven del IPC y al Colectivo Antimilitarista Simplemente Blanco y Negro. 

Este colectivo surgió como una forma de oposición al reclutamiento forzado, por parte de grupos paramilitares en la comuna 1 de Medellín. Fue en ese sector donde YG cambió el sueño de convertirse en Almirante de la Marina, por la realidad de ser antimilitarista.  

“Fue un cambio brutal, después de haber visto los estragos de las armas, en lo que fue mi infancia y todo mi proceso de vida. Ver como eso me marcó, como marcó a mis amigos, me quitó familia y muchos de mis allegados. Ser antimilitarista termina siendo ese sueño de pensarse un mundo sin armas”, confesó este adolescente.

A sus 21 años, la vida de YG está marcada por el recuerdo de aquellos días en que los paramilitares intentaron reclutar y hasta asesinar a su hermano mayor, quien terminó refugiado en el ejército como una forma de huirle a los ilegales. “Mi hermano decidió irse sin que nadie supiera y en mi casa se dieron cuenta como a los 20 días, porque mandó una carta desde La Guajira.”

Además, desde niño YG  ha sido testigo de las múltiples amenazas que ha sufrido su madre por su labor como feminista y líder comunitaria. En una de esas ocasiones, relató este joven, “permanecimos sitiados en nuestra casa, no podíamos ir a estudiar y ni si quiera podíamos acercarnos a la ventana porque nos estaban vigilando los paramilitares.”

Según YG, la oportunidad de compartir sus historias con otros jóvenes es valiosa porque “se pueden reconocer otras experiencias de vida que le permiten a uno pensarse y saber que no está solo en una condición, porque el asunto de ser víctima de la guerra termina siendo una condición que lo deja a uno marcado.”


Memoria con enfoque juvenil

“Freud decía que todo trabajo de duelo pasa por la memoria. Por lo tanto hay una transformación de la experiencia subjetiva del dolor, pero al mismo tiempo se van restituyendo lazos de solidaridad y hay un encuentro con el otro. A partir de eso se va reconstruyendo el sentido social.”

Así se expresó Juan David Villa, docente de la Facultad Psicología de la Universidad San Buenaventura, experto en procesos acompañamiento psicosocial y construcción de memoria con víctimas del conflicto armado.

Para Juan David, es muy importante que los adolescentes construyan memoria, porque de esa forma logran “comprender su propia historia individual y la historia que les precede, a nivel colectivo y familiar. Además construyen una identidad que puede ser incluso alternativa y diferente a las formas que ofrece la sociedad contemporánea.”

En su charla con los jóvenes, el experto se refirió a la necesidad de hacer memoria para dar a conocer la versión de las víctimas sobre las historias del conflicto. “Eso implica que puedan emerger versiones de la historia que no han sido escuchadas, para entrar a disputar los sentidos de construcción de memoria de un pueblo, un país o una nación.”

Sin embargo, Juan David reconoció que los jóvenes tienen problemas con los actores del conflicto cuando participan en la construcción de memoria, porque “se convierten en la carne de cañón y se vuelven muy vulnerables. Entonces un joven visto en esto cae bajo sospecha, por unos y por otros.”

Esa condición, que en ocasiones puede derivar en re victimización, demanda un mayor esfuerzo de la sociedad para rodear a la población juvenil y acompañarlos en sus reflexiones y en las formas como pueden expresar sus vivencias, para generar alternativas de resistencia  al conflicto armado del país.

En desarrollo...



[i] Sólo se publican las iniciales del nombre de este joven, dado que su familia aún es objeto de amenazas de grupos ilegales de Medellín.

lunes, 26 de noviembre de 2012

ONG´s piden informe de DH a la Personería de Medellín


Medellín, noviembre 26 de 2012


Doctor
RODRIGO ARDILA VARGAS
Personero Municipal
Ciudad.


Asunto: Rendición Informes sobre la situación de los Derechos Humanos en la ciudad de Medellín

Cordial saludo.

Las entidades y organizaciones que suscribimos esta comunicación, comprometidas con la defensa y promoción de los derechos de las personas, colectividades y comunidades, queremos expresarle nuestra honda preocupación por la situación que presentan los Derechos Humanos en la ciudad, los cuales, observamos, evolucionan hacia niveles de mayor deterioro y precariedad, no obstante el inicio de una nueva Administración y la puesta en marcha del Plan de Desarrollo aprobado por el Concejo Municipal, respaldado en un presupuesto para la próxima vigencia que supera los 3.5 billones de pesos, así como la reducción cuantitativa de los indicadores de homicidios, circunstancia esta que ha sido presentada por los círculos oficiales como el gran logro en materia de mejoría del orden público, la convivencia y los derechos fundamentales.

Uno de los instrumentos esenciales en la garantía y vigencia de los DDHH consiste en el conocimiento pleno y soportado de su comportamiento a través de periodos determinados, así como de las circunstancias y condiciones bajo las cuales se manifiesta su vulneración y los responsables de tales violaciones. También las actividades de los entes gubernamentales, el desempeño de los agentes oficiales obligados a su amparo, particularmente la Fuerza Pública, y las políticas estatales dirigidas a su protección y mejoramiento.

En este sentido, continuar con un seguimiento minucioso y detallado a la dinámica y evolución que presenta cada uno de los derechos humanos, se aprecia como la mejor contribución que pueden hacer los organismos del Ministerio Público, específicamente la Personería municipal, durante este cuatrienio, a la ciudad y la ciudadanía, que esperan la elevación permanente de su bienestar general y la mejora de su calidad de vida.

La Personería de Medellín durante los dos últimos periodos 2004-2007 y 2008 -2011, se caracterizó por llevar adelante bajo los estándares internacionales cinco actividades fundamentales en relación con los derechos humanos: i) Su guarda y protección en tiempo real desde las actividades de intervención, reacción y prevención cumplidas por la Unidad Permanente para la Protección de los Derechos Humanos (UPDH) y demás dependencias del Organismo, ii) La elaboración y difusión de un informe objetivo y veraz, cada vez más amplio y detallado acerca de la situación de los derechos humanos en la ciudad, con sus respectivas conclusiones y recomendaciones a los entes oficiales comprometidos en violaciones, deficiencias, omisiones o malas prácticas frente a los derechos de las personas, iii) El impulso al reconocimiento y materialización de los derechos humanos y derechos fundamentales en la municipalidad bajo la premisa de que los derechos no son retóricos ni estáticos y su defensa y protección se encuentran asociados a las luchas y reivindicaciones sociales, promoviendo la construcción de políticas públicas, exigiendo su cumplimiento a las entidades competentes y desarrollando acciones administrativas y jurídicas para tal fin, iv) La promoción y divulgación de los derechos humanos a través de distintos instrumentos y mecanismos pedagógicos, y v) La articulación e interacción con las organizaciones defensoras de derechos humanos y el impulso al Comité Municipal de Derechos Humanos.

Estas estrategias de inocultable valor, con la concurrencia de los informes de las organizaciones de la sociedad civil y la actividad de los defensores y defensoras de derechos humanos, sirvieron para que la ciudad, el país y los organismos internacionales conocieran la realidad de la situación de los derechos humanos en la ciudad, con independencia del discurso oficial de los gobernantes, viéndose precisados distintos entes oficiales a tomar correctivos en relación con asuntos que les competía frente a los hallazgos señalados por la Personería Municipal.

Estas actividades autónomas y objetivas y este espíritu de compromiso total con los derechos humanos, se echan de menos hoy en día en la Personería municipal. Por esta razón queremos solicitarle, Señor Personero, que en cumplimiento de lo dispuesto por el artículo 118 de la CN/91, la Ley 136 de 1994 y demás normas pertinentes, proceda Usted a rendir un informe sobre la situación de los derechos humanos correspondiente al año 2012, y sucesivamente en los tres años siguientes, retomando los 21 temas abordados por la Personería en su Informe de 2011, donde se encuentran ordenados bajo los siguientes capítulos: 1) Derechos económicos, sociales, culturales y ambientales, 2) Derechos Civiles y Políticos, 3) Derechos humanos de Niños, Niñas y Adolescentes, 4) Derechos Humanos de poblaciones vulneradas y vulnerables y, 5) Violencias basadas en género.

Asimismo, le solicitamos se prosiga con la rendición de los informes semestrales de derechos humanos, ya que la ausencia del Informe del primer semestre de este año fue evidente y notoria, fracturándose un proceso de conocimiento para la sociedad civil y de interacción institucional.

Ante la situación que presenta la ciudad, la falta de conocimiento pleno de aquello que en ella sucede y el discurso oficial imperante, se hace necesario que la Personería prosiga por la senda que traía en materia de derechos humanos, mostrando lo que permanece oculto, y llevando adelante una actividad importante en materia de promoción, guarda, protección, garantía y defensa de los derechos humanos de las personas y comunidades de Medellín, tal como se realizó en el pasado reciente.

Para efectos de trámite legal, téngase esta solicitud como un derecho de Petición (art. 23 CN/91), tal como lo dispone el nuevo Código Contencioso Administrativo.



Atentamente,


INSTITUTO POPULAR DE CAPACITACIÓN (IPC)
NODO ANTIOQUIA DE LA COORDINACIÓN COLOMBIA – EUROPA – ESTADOS UNIDOS
CON – VIVAMOS
COMITÉ PERMANENTE HECTOR ABAD GÓMEZ
CORPORACIÓN EDUCATIVA COMBOS
OBSERVATORIO DE SEGURIDAD HUMANA
VIVA LA CIUDADANÍA
CORPORACION PARA LA VIDA MUJERES QUE CREAN
FUNDACIÓN SUMAPAZ
ACJ – YMCA
CORPORACÓN DE DERECHOS HUMANOS GUSTAVO MARULANDA
CORPORACIÓN REGION
GRUPO DE IVESTIGACIÓN KAVILANDO
GIDPAD

Encuentro de Ciudad “Juventud Memoria y Paz”




Jóvenes reflexionan sobre conflicto y memoria histórica

Entre el 27 y el 28 de noviembre de 2012 tendrá lugar en Medellín el Encuentro de Ciudad “Juventud, Memoria y Paz”, en el que jóvenes víctimas del conflicto armado en Antioquia y organizaciones juveniles de la ciudad, reflexionarán sobre la construcción de memoria histórica con perspectiva juvenil.

Este espacio reunirá a 80 jóvenes que reflexionarán sobre las marcas que el conflicto armado ha dejado en sus vidas y en las de sus familitas, sus vecinos y sus organizaciones comunitarias.

También se analizarán las formas de resistencia que los jóvenes han impulsado en los últimos 20 años de conflicto armado en Antioquia y específicamente en los territorios donde ellos habitan: Urabá, Oriente, Valle de Aburra y Medellín.

El evento pondrá a dialogar a 40 jóvenes víctimas del conflicto armado en Antioquia y a 40 adolescentes del colectivo Memoria Joven de Medellín, los cuales han participado durante todo el año en la escuela permanente de formación del proyecto Juventud, Memoria y Paz, ejecutado por el IPC y financiado por CORDAID e Isagen.

Durante los dos días de encuentro talleristas del IPC realizarán foros sobre la construcción de memoria con enfoque juvenil y liderarán iniciativas artísticas y culturales en torno al tema.

Además Juan David Villa, experto en el tema de memoria histórica y acompañamiento psicosocial a las víctimas del conflicto armado con énfasis en población juvenil, acompañará la reflexión teórica y política.