Ni 10 años de resistencia pacífica ni canciones con
mensajes de paz, han bastado para que los grupos armados dejen fuera del
conflicto a los raperos de la comuna 13 de Medellín. Nuevamente, y cuando
apenas terminaban de despedir a su compañero Élider Varela, los hoppers de esta
comuna fueron agredidos por los violentos. La amenaza fue de muerte y la
profirió un combo del barrio El Salado; al parecer porque se sintió retado
durante el homenaje de despedida a El
Duke.
El asesinato de Élider ocurrió en la
madrugada del 30 de octubre y sólo dos días después, el viernes 2 de noviembre,
presuntos integrantes de un combo interceptaron a un joven y lo señalaron de
haber participado en la realización del video documental “La Furia de las
Pandillas”, en el cual aparecen de forma explícita algunos miembros de grupos
ilegales. Este clip, que permanecía
inédito, fue proyectado durante los actos fúnebres de El Duke.
Luego de interrogar al adolescente,
los agresores manifestaron la disposición de asesinar a los raperos de La Élite
y Son Batá, que estuvieran en sus territorios. “En ese momento nos toca reunir
a nuestros chicos, a nuestra gente, a nuestras familias… Y contarles sobre la
amenaza para hacerla pública en el ámbito comunitario”, expresó John Jaime
Sánchez, hopper de Son Batá.
Además del interrogatorio a este
joven, a quien acusaban de pertenecer a Son Batá como si se tratara de un
crimen, los agresores amedrentaron a otros adolescentes o a sus familiares.
Según el relato de John Jaime, “el mismo viernes otro chico que iba a estudiar
al colegio Eduardo Santos es bajado del taxi y golpeado por ellos mismos
tratando de decirle que es de Son Batá. Luego el sábado dos chicos van a la
casa de dos compañeras a buscarlas. Ellas no estaban y les dejan el mensaje con
la mamá.”
Fue entonces cuando 60 miembros de ambos
colectivos musicales decidieron salir de la zona para proteger sus vidas y,
luego de denunciar su situación ante las autoridades, se fueron a un lugar de
descanso en las afueras de la ciudad. Allí pasaron el fin de semana esperando
medidas de protección, por parte de la Policía y de la Alcaldía de Medellín.
La decisión de refugiarse en otro
lugar, según el líder de Son Batá, fue una medida preventiva debido a la
gravedad del hecho, pues aunque los hoppers siempre han tenido que lidiar con
los violentos en su comuna, nunca habían dicho abiertamente que los iban a
asesinar.
A pesar de eso, “vemos en esto una
posibilidad y hay que decirlo: lamentablemente, nos enteramos que en esta
ciudad esto pasa todo el tiempo (…) pero desafortunadamente esta ciudad no
tiene aún un mecanismo, o formas, para garantizar la protección real de las
personas. Con nosotros, particularmente, después de casi cinco días al parecer
hay algunas medidas, al parecer, pero todavía no es real”, expresó John Jaime.
Tras pasar cinco días esperando una
respuesta de la administración en materia de seguridad, pues hasta ese momento
habían recibido acompañamiento de la Secretaría de Cultura pero no medidas de
protección, los raperos decidieron regresar a su comunidad pese al riesgo que
ello implicaba.
En parte, los jóvenes se animaron a
tomar la decisión porque desde el principio la Alcaldía les pidió elaborar una
propuesta para solucionar la difícil situación que enfrentan los jóvenes en la
comuna 13 por culpa del conflicto entre grupos armados. Pero la estrategia de
la administración para proteger al grupo de artistas aún no se concretaba.
“El alcalde quiere que le planteemos
una propuesta integral, no solamente hablemos de seguridad, sino de una
propuesta integral, y no solo para la comuna 13 sino para esta ciudad, pues es
la gran posibilidad para que nos sentáramos todos con cabeza fría a trabajar ese
fin de semana. Por eso decidimos salir de la comuna e irnos a un lugar a trabajar
esa propuesta”, explico el hopper de Son Batá.
La posibilidad de plantear una estrategia
llenó de positivismo y expectativa a estos raperos, pero lo real es que
mientras exista la amenaza sus vidas continuarán en peligro. De acuerdo con un
balance general de identificación de riesgo, hecho por organizaciones de
Derechos Humanos con jóvenes del sector, aproximadamente 110 personas tienen
algún nivel de riesgo. De éstas, “16 tienen riesgo inminente porque son líderes
visibles y muy representativos que en este momento no pueden retornar a la
comuna.”
Sobre la situación de estos jóvenes,
la vicealcaldesa de Cultura y Educación, Claudia Restrepo, manifestó que “particularmente
en este momento estamos haciendo los estudios de riesgo de algunos de ellos, no
de todo el grupo sino de algunos que se han planteado de manera coyuntural en
esta situación y estamos trabajando de cara a hacer un plan integral en la
comuna con todos los jóvenes.” Finalmente la funcionaria agregó que habrá una
revisión estructural para fortalecer los procesos culturales y sociales.
Mientras eso ocurría, el Instituto
Popular de Capacitación y la Corporación Jurídica Libertad, organizaciones no
gubernamentales, adelantaron gestiones ante la unidad Nacional de Protección (UNP)
solicitando medidas de urgencia para estas 16 personas. Respondiendo a esta
petición, la unidad anunció que ya avanza el estudio de dichas solicitudes.
Efectivamente las agresiones contra
los raperos de la comuna 13 han sido muchas y aunque constantemente han venido
exigiendo mayores garantías, los recientes hechos demuestran que lo que se haya
hecho hasta ahora no ha sido suficiente.
En el camino han sido asesinados Alejandro
Serna Correa, conocido como Muletaz; Luis Álvaro Pacheco Medina, de la
agrupación La Clika; Luis Felipe Muñoz; Héctor Enrique Pacheco Marmolejo;
Andrés Medina, del grupo Son Batá; Marcelo Pimienta Sánchez, McChelo; David
Fernando Romero Galindo, El Gordo, de Esk-lones; Daniel Alejandro Sierra, Yhiel;
y Élider Varela, El Duke.
Estas muertes, que ocurrieron en
diferentes momentos y por distintas situaciones, reflejan la vulnerabilidad de
los raperos y, en general, de los jóvenes de la ciudad frente a la violencia. De
ahí que los hoppers pidan medidas integrales, según afirmó el artista Jeison
Castaño, Jeihhco, del colectivo La Élite. Este Hopper expresó que la solución
debe partir de una estrategia completa que no sólo incluya la militarización.
“El asunto es integral, lo hemos
propuesto en muchas ocasiones. El asunto también va en el tema de educación y
de cambiar los referentes que tienen los barrios. (…) Desde ahí queremos que la
intervención y las políticas públicas que se hagan en esta ciudad sean apoyadas
por el gobierno nacional. Porque yo quiero reiterar que el gobierno local tiene
una responsabilidad pero hay otros actores en este país que también tienen
responsabilidad en lo que está pasando en la ciudad”, expresó el líder musical.
Si algo tienen claro los hoppers, es
que la salida a sus problemas debe comprometer a toda la sociedad y que, a
pesar de la violencia, seguirán creyéndole a la vida, porque “los raperos somos
arte, música, vida y paz”, aseguró Jeiihco.
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