Por su labor de acompañamiento a las víctimas del conflicto armado en Colombia y especialmente en Antioquia, el Concejo de Medellín exaltó la labor de la Asociación Tierra y Vida y de la Fundación Forjando Futuros otorgándoles la Orden al Mérito Juan del Corral[i].
El reconocimiento se suma al Premio Nacional de Paz que recibieron ambas organizaciones el 26 de noviembre de 2012 en Bogotá. La lucha ha sido implacable pero cada día surgen más aliados y hay un mayor el respaldo a los derechos de las víctimas.
El concejal Carlos Mario Mejía Múnera calificó como “justo y merecido” el homenaje del Concejo, dada la gestión de estas organizaciones “visibilizando el problema de las víctimas en el territorio nacional y el despojo de tierras en las diferentes regiones del país.”
Según el edil, este tipo de reconocimientos son “supremamente importantes para que las víctimas se vean reflejadas en estas organizaciones civiles (…) y para visibilizar cada vez más a las víctimas y menos a los victimarios.”
La batalla de Don Quijote y Sancho Panza
Recibir la orden Juan del Corral le hizo sentir a Carmen Palencia, directora de la Asociación Tierra y Vida, que no estaba loca. Y es que según ella “el reconocimiento es gratificante no por vanidad, sino porque el camino fue de adversidades”, pues victimarios, empresarios y hasta dirigentes políticos se opusieron a su labor e, incluso, la tildaron de loca.
“Hoy veo que Gerardo y yo no estábamos locos, que no éramos Don Quijote y Sancho Panza peleando contra molinos de viento, aunque la tarea fue así de dura”, afirmó Carmen durante su intervención en el Concejo.
Tierra y Vida surgió en el año 2005 en la región del Urabá Antioqueño con el propósito de apoyar y acompañar a todas las víctimas de despojo de tierras. Luego, relató Carmen, la organización creció en Antioquia y de allí se extendió a todo el país. En este momento la asociación tiene 14 capítulos en 12 departamentos de Colombia.
En el proceso fue muy importante el apoyo de la Fundación Forjando Futuros, dirigida por Gerardo Vega Medina, que desde el inicio acompañó la labor de Tierra y Vida y luego la ayudó a extenderse al nivel nacional con el apoyo del Instituto Popular de Capacitación, Rede Paz, la Corporación Nuevo Arco Iris y CODHES.
Y aunque su organización ha crecido y en ese camino ha conocido la experiencia de otras regiones del país, Antioquia sigue siendo un departamento significativo para Carmen porque es allí donde “nació ese liderazgo de acompañamiento y organización de las víctimas”, pero también porque es la zona donde “hubo la mayor tragedia humanitaria, la mayor cantidad de gente despojada, desplazada, asesinada…”
De igual forma, en la lucha por reclamar 150 mil hectáreas de tierra despojadas en Urabá, donde hasta el momento el INCODER reconoce 98.292 hectáreas[ii]abandonadas, Carmen sufrió seis atentados contra su vida y perdió a varios de sus compañeros más cercanos; pues entre 2005 y 2012 fueron asesinados 12 reclamantes de tierras en esa región y, en total, 60 en todo el país[iii].
Ahora, cuando mira hacia el pasado, Carmen siente que el panorama para las víctimas ha empezado a mejorar y por eso en su intervención agradeció el apoyo de Gerardo Vega y también de Martha Peña y Diego Herrera, socia y presidente del Instituto Popular de Capacitación respectivamente. Incluso, agradeció al gobierno del presidente Juan Manuel Santos por el respaldo y las muestras de voluntad en pro de los derechos de las víctimas.
Las alianzas por las víctimas
La de Carmen y Gerardo fue una alianza por las víctimas y, principalmente, por la restitución de tierras. Una amistad que nació en Urabá, en el año 1992 en el barrio Obrero del municipio de Turbo, y luego se consolidó con la creación de ASOVIRESTIBI, una asociación de reclamantes de tierras que abriría el camino para lo que hoy es Tierra y Vida.
El compromiso de Gerardo con las víctimas del conflicto armado lo motivó a crear la Fundación Forjando Futuros, con el propósito de ayudar a las personas en sus procesos de reclamación, y a su vez lo llevó a buscar el apoyo de otros aliados que también trabajan por ese sueño de verdad, justicia, reparación y no repetición.
Para Gerardo uno de los momentos más significativos de este proceso fue la marcha “Por la Tierra, la Vida y la Paz” realizada en Necoclí, Urabá Antioqueño, el 11 de febrero de 2012. Esa movilización, que congregó a más de 30 mil personas, fue trascendental por el mensaje de apoyo a las víctimas de todo el país y porque recibió “el respaldo del Gobierno Nacional (…) Curiosamente desde que se realizó la marcha no han ocurrido nuevos asesinatos de reclamantes en Urabá”.
Sin embargo Gerardo es consciente, y abiertamente crítico, de que el proceso de atención y reparación a víctimas no avanza al ritmo deseado. Por eso no se cansa de afirmar que la Ley de Víctimas y Restitución de Tierras podría la mejor ley o, en su defecto, la peor, si no se llegara a aplicar adecuadamente; pues “sería una frustración para la sociedad y causaría más desesperanza.”
Aún así, la apuesta es sacar adelante la Ley 1448 de 2011 y, para ello, Forjando Futuros se ha integrado a otras organizaciones en una nueva coalición: la alianza por las víctimas “Colombia sin Heridas”, cuyos objetivos principales son el apoyo y veeduría a la implementación de la Ley de Víctimas y Restitución de Tierras, el respaldo a la solución del conflicto armado colombiano por la vía negociada y la necesidad de darles voz y participación a todas las víctimas.[iv]
Actualmente la alianza Colombia sin Heridas está conformada por 20 organizaciones, entre ellas: la Asociación de Discapacitados de Tibú, la Alianza Social Independiente, la Campaña Colombiana contra las Minas, la Campaña Internacional contra la Violencia Sexual y de Género en el Conflicto, el Codhes, la Corporación Compromiso, la Confederación General del Trabajo, la Corporación Nuevo Arco Iris, la Fundación Forjando Futuros, la Fundación Restrepo Barco, la Fundación Visión y Gestión, la Iniciativa de Mujeres por la Paz, el Instituto Popular de Capacitación, la Liga de Mujeres Desplazadas, el Partido Liberal, la Fundación Progresar, el Movimiento Progresistas, la Red de Mujeres Tejedoras de Vida del Putumayo, Redepaz y la Asociación Tierra y Vida.
Este tipo de coaliciones y reconocimientos, como los otorgados a la Asociación Tierra y Vida y a la Fundación Forjando Futuros, reflejan claramente que las víctimas tienen cada día más aliados y mayor respaldo en el proceso de verdad, justicia, reparación y no repetición; para el cual requieren del apoyo de toda la sociedad.
[i] “La Orden al Mérito Juan del Corral, es la orden suprema que entrega el Concejo de Medellín a organizaciones o personas que hagan el bien por la sociedad tanto de Medellín como del departamento y del país. Esta orden se somete a consideración de los honorables concejales y, en el caso de la Asociación y la Fundación, fue aprobada por unanimidad entregarles la distinción a estas dos organizaciones sociales.” Concejal, Carlos Mario Mejía Múnera, uno de los proponentes de este reconocimiento a Tierra y Vida y Forjando Futuros.
[ii] “La extensión de la región es de 1´166.400 hectáreas; según el INCODER, allí se han registrado 3.185 predios como abandonados los cuales contienen una extensión de 98.292 hectáreas, es decir, el 8.4% del área del territorio.” Restitución Colectiva de Tierras en Colombia, 2012, primera edición, Fundación Forjando Futuros – Instituto Popular de Capacitación, Medellín, p. 66. Publicación apoyada por Misereor y la Asamblea de Cooperación por la Paz.
[iv] Redepaz, 2013, 19 de febrero, “COLOMBIA SIN HERIDAS: Acción ciudadana para la defensa y la reparación de las víctimas”, sitio en Internet: Redepaz, disponible en: http://www.redepaz.org.co/COLOMBIA-SIN-HERIDAS-Accion
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