jueves, 11 de octubre de 2012

La escuela debe sobreponerse a los contextos de conflicto


Micro tráfico, fronteras invisibles y presiones de grupos armados, son algunas  problemáticas que rodean a las instituciones educativas en varios países de Latinoamérica. Para sobreponerse a esta situación, la escuela debe convertirse en un espacio con mejor proyección social, partiendo de políticas educativas basadas en la calidad, la equidad y la inclusión. Así se planteó en el encuentro internacional “Por una educación para la paz en contextos conflictivos”, realizado en Medellín el pasado 3 de octubre.

El evento de la Red de Derechos Humanos del Consejo de Educación de Adultos de América Latina y el Caribe (CEAAL), auspiciado por la Dvv-international y con el apoyo del Ministerio de Cooperación, fue organizado en Medellín por el Instituto Popular de Capacitación (IPC) y la Federación Antioqueña de ONG´s; y contó con la participación de por expertos de la UNESCO y del Programa Interdisciplinario sobre Investigaciones Educativas de Chile (PIIE).

En este encuentro fueron analizadas las realidades de Colombia y Chile, en torno a la forma como la violencia urbana afecta el derecho a la educación, dado que actualmente el IPC y el PIIE realizan una Investigación comparada sobre el derecho a la educación en contextos de violencia y la formulación de políticas públicas.

Edgardo Álvarez Puga, investigador del PIIE, expresó que Chile tiene similitudes con Colombia, respecto a la situación de violencia cerca de las escuelas, y agregó que este es “un problema Latinoamericano, que puede estar más acentuado en Centroamérica con el fenómeno de las Maras en el Salvador, el crimen organizado en México y el conflicto armado en Colombia.”

Por eso, el experto llamó la atención de los gobiernos para que no asuman una actitud pasiva. “Si se continúa en esa reflexión de que no ha llegado el momento nuestro, que todavía no estamos como los colombianos o como los mexicanos, finalmente no se hace nada y la escuela sigue asumiendo el golpe y la incidencia de estos contextos violentos; eso seguirá limitando los resultados de aprendizaje de los estudiantes”.

La investigación del PIIE y el IPC, compara las situaciones en instituciones educativas de La Pintana, una comuna al sur de Santiago de Chile, y de escuelas y colegios de las comunas 6 y 13 del occidente de Medellín, Colombia. En las experiencias de ambos países, se encontraron coincidencias en problemáticas de micro tráfico y fronteras invisibles.

Así lo afirmó Eloísa Paz Sierralta, investigadora del PIIE, quien explicó que la violencia simbólica afecta con mayor fuerza a Colombia. “En este país el crimen es organizado, mientras que en Chile no hay crimen organizado aún. En Chile la violencia no está legitimada como un medio de resolución de conflictos y las escuelas siguen siendo instituciones seguras para niños y jóvenes. En Colombia es distinto, las escuelas están más permeadas por la violencia urbana.”

La investigadora agregó que otra de las principales similitudes está relacionada con la violencia estructural, representada en la desigualdad de los sistemas educativos y en la inequidad de los sectores más pobres.

Por su parte los  investigadores del IPC, Ángela Urrego, Mary Luz Marin y Ariel Gómez refirieron algunas cifras del Informe de Derechos Humanos de la Personería Municipal, correspondiente al primer semestre de 2011, para sustentar las difíciles situaciones en algunas instituciones educativas de la ciudad, donde en ocasiones los estudiantes son víctimas de la guerra entre pandillas.

Según ese informe, en el primer semestre de 2011 hubo 14 estudiantes asesinados, tres heridos y 21 amenazados. Los estudios también determinaron que 23, de las 224 instituciones de Medellín, estaban en “situación de riesgo por fronteras impuestas por grupos ilegales en los barrios, lo que obligó al retiro y traslado de cientos de estudiantes.”

Los investigadores del IPC manifestaron que uno de los problemas graves en la ciudad es “la legitimación y la naturalización de la violencia, que incide en la configuración de las subjetividades de los niños y niñas en zonas de conflicto. Eso se materializa en los juegos de los infantes y adolescentes, que  juegan a tener armas y a ser jefes criminales.”

Por eso los tres educadores argumentaron que “el problema de los conflictos en la escuela no se resuelve incrementando las reglas ni con cámaras de vigilancia o policías a la entrada de los colegios.” En este punto coincidieron los expertos al afirmar que la situación requiere una política educativa articulada y una escuela más activa frente a las dinámicas de la sociedad.

La escuela como escenario de paz

“Para educar en contextos de conflicto es necesario que la misma escuela se constituya en un espacio de paz y de encuentro. Obviamente hay contextos violentos, pero también hay situaciones de violencia que ocurren en la escuela por estructuras que son violentas en sí mismas, como las situaciones de expulsión, donde el que no aprende se tiene que ir.”

Esta reflexión fue hecha por Daniela Eroles, asistente técnica del Área de Educación Inclusiva e Innovaciones Educativas de la OREALC/UNESCO, quien expresó que la gran demanda en “América Latina, considerando que somos la región más inequitativa del mundo, es avanzar en la construcción de políticas de equidad e inclusión, que consideren la plena participación de las escuelas y de todos los estudiantes.”

Sobre este asunto Edgardo Álvarez, manifestó que las políticas educativas deben se intersectoriales y expresó que, “cuando se revisan los proyectos pedagógicos, se ven escuelas que no tienen proyección comunitaria y que sólo miran el tema del aprendizaje desde una perspectiva académica y no de formación ciudadana.”

Para ejemplificar, el investigador el PIIE, refirió una situación que ocurre tanto en Chile como en Colombia: “Nosotros tenemos una nueva ley penal juvenil, que lo que ha hecho es disparar los porcentajes de jóvenes detenidos, pero frente a eso no ha habido ningún tratamiento dentro de los proyectos educativos de nuestras escuelas. Ahí parece que efectivamente tenemos un vacío importante.”

Finalmente Daniela Eroles afirmó que en muchos casos “las propuestas educativas no son significativas para los jóvenes, no responden a sus intereses y no brindan un apoyo real frente a las dificultades.”

De ahí que el llamado a repensar las ofertas de la escuela no sea sólo para los docentes, sino también para las comunidades, porque según la experta de la UNESCO: “en contextos difíciles es fundamental el trabajo de cada actor social.”

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