* Por razones de seguridad se omiten
los nombres de algunas de las fuentes.
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Vía pública de Nechí,
una de las poblaciones menos
afectadas por la guerra entre bandas |
Un inusitado incremento en las cifras
de homicidios registró el Bajo Cauca Antioqueño entre 2008 y 2011, a causa de
la guerra entre bandas criminales conformadas luego de la desmovilización
paramilitar. La situación se hizo evidente cuando los asesinatos en la región pasaron
de 126 en 2008 a 417 en 2009, según estadísticas del Instituto Nacional de
Medicina Legal.
Como en otras zonas del país, el punto
de partida de esta violencia desmesurada fue la extradición de jefes
paramilitares hacia Estados Unidos, en el 2008. Ese año fueron extraditados
Ramiro Vanoy Murillo alias Cuco Vanoy,
comandante del bloque Mineros que delinquía en el Bajo Cauca; y Carlos Mario
Jiménez alias Macaco, comandante del
Bloque Central Bolívar en el departamento de Córdoba.
Ambos comandantes compartieron algunos
territorios en el Bajo Cauca y fueron sus hombres de confianza, o mandos medios
de la organización, quienes conformaron las bandas criminales de la zona para
controlar los territorios y las rentas ilegales de los antiguos paramilitares.
Así lo afirmó un dirigente social de
Caucasia, quien explicó que cuando extraditaron a los jefes de las AUC “nadie
quería dejar el poder, porque esto es un corredor de drogas y armas y porque
ellos tenían muchas propiedades en la región, donde hubo desplazamientos
forzados y se apoderaron de las tierras. Entonces estos señores tomaron la
decisión de reciclar el paramilitarismo.”
De acuerdo con este dirigente, la
estrategia fue “tomar la gente de confianza, las personas más sanguinarias, y
crear esos grupos que el gobierno llamó bandas criminales.” Para consolidar su
poder, las nuevas agrupaciones se habrían apropiado de las caletas con dinero y
armas que al parecer estaban enterradas en las propiedades de los ex jefes
paramilitares.
Uno de los primeros líderes criminales
que se visibilizó fue Ángel de Jesús Pacheco Chanci, alias Sebastián, quien perteneció al Bloque Central Bolívar. Este hombre se unió con otros
desmovilizados, en lo que sería la banda Los
Paisas, para enfrentar a Daniel Rendón Herrera, alias Don Mario; quien estaba reconfigurando el paramilitarismo en Urabá
y pretendía tomarse el control del Bajo Cauca.
De esta forma lo relató un líder civil
de Caucasia: “En el 2008 empezó la guerra de las bandas criminales acá. En esa
época se hablaba de Sebastián y Don Mario. Cuando empezaron esa guerra, Sebastián era el que operaba aquí en el
Bajo Cauca y Don Mario era el que
quería entrar.”
Daniel Rendón, quien se desmovilizó en
el 2006 con el Bloque Héroes del Llano de las AUC y posteriormente se adentró
en la región de Urabá para consolidar ejércitos y controlar la costa Caribe,
quiso copar los espacios que dejaron los ex jefes paramilitares Salvatore
Mancuso, Diego Fernando Murillo y
Ramiro Vanoy.
La misión era reagrupar las
autodefensas como lo había ordenado el ex comandante paramilitar Vicente
Castaño Gil, quien también abandonó el proceso de reinserción y regresó a la
clandestinidad en el 2006.[i]
Pero Rendón Herrera fue capturado en el
2009 y su organización, que hasta el momento había tomado diferentes nombres como
Los Héroes de Castaño, Las Águilas
Negras, la banda de Don Mario, Las
Autodefensas Gaitanistas, La Banda de Urabá o Los Urabeños, pasó a ser comandada por Juan de Dios Úsuga, alias Giovanny. La estructura criminal se
consolidó entonces bajo el nombre de Los
Urabeños y con su nuevo liderazgo continúo la ofensiva en el Bajo Cauca.
Por su parte, la banda Los Paisas sufrió una división por diferencias
entre Ángel de Jesús Pacheco Chanci y César Augusto Torres Luján alias Monovides. Al parecer la disputa se originó porque Monovides traicionó al ex jefe paramilitar Cuco Vanoy, razón por la cual Sebastián
se habría separado de la organización llevándose consigo a unos 100 hombres.
Tras abandonar Los Paisas, alias Sebastián buscó
un pacto con uno de sus enemigos. De esta manera se unió a la banda Los Rastrojos, a la cual se venía enfrentando
en medio de la disputa por el control del Bajo Cauca. Además Pacheco Chanci
mantuvo una alianza con Erickson Vargas Cardona[ii],
quien lideraba una facción de La Oficina en el Valle de Aburrá.
Con el liderazgo de Sebastián, el grupo Los Rastrojos, originario del departamento del Valle, se
convertiría en el máximo rival de Los
Urabeños en la lucha por copar los territorios de los ex jefes
paramilitares en el Bajo Cauca.
De otro lado, la banda Los Paisas terminó aliada con sus
antiguos rivales Los Urabeños, luego
de que alias Monovides y Rafael
Álvarez Pineda, alias Chepe, se
posicionaron como máximos jefes de la organización. A pesar de la alianza este
grupo mantuvo su nombre.
Estos hombres fueron combatientes de
confianza Cuco Vanoy y, al parecer, traicionaron
al ex jefe paramilitar luego de su extradición, según afirmó el líder civil de
Caucasia: “Como Chepe sabía dónde
estaban las caletas y sabía qué era de “Cuco Vanoy”, empezó a matar a sus
familiares. Mató a su hermano y a su hijo Vladimir. Entonces Chepe cogió el poder.”
José Nelson Vanoy, hermano de Cuco, fue asesinado en julio de 2008 en
la finca Naranjillos del municipio de Tarazá; mientras que Vladimir Vanoy, hijo
del ex jefe paramilitar, fue baleado en octubre de ese mismo año en la vía Tenjo
– Bogotá, en el departamento de Cundinamarca.
Y mientras Chepe presuntamente se
apoderaba del territorio, el dinero y las armas de Vanoy, su compañero Monovides adelantaba una alianza con el
jefe de La Oficina, “Maximilano Bonilla alias ‘Valenciano’
para consolidar la comercialización de drogas desde el Bajo Cauca hasta la
Costa Norte, incluyendo Bolívar, Atlántico y Magdalena.”[iii]
Este escenario, en el que Rastrojos, Urabeños y Paisas se
disputaban los mismos territorios, desató una oleada de asesinatos,
desapariciones y ataques con granadas que caracterizaron la guerra entre bandas
criminales en el Bajo Cauca.
Los temores de la población en medio de esta guerra
El 2009 fue uno de los años más
críticos por el conflicto entre bandas criminales en el Bajo Cauca. Sólo en
Caucasia, según datos del Instituto Colombiano de Medicina Legal, se
registraron 217 asesinatos ese año, cifra que resultaba alarmante, si se
comparaba con la de 2007 cuando se reportaron 35 homicidios.
Pero el incremento de las muertes
violentas ya era evidente en Caucasia desde el 2008, cuando ocurrieron 103
asesinatos. Sin embargo, en otras poblaciones el aumento de homicidios sólo se
hizo notable en la medida en que se agudizó el conflicto entre los años 2009 y
2010.
HOMICIDIOS EN EL BAJO CAUCA
2008 –2011
Municipio
|
Homicidios
|
|
2008
|
2009
|
2010
|
2011
|
Total
|
Cáceres
|
3
|
57
|
50
|
43
|
153
|
Caucasia
|
103
|
217
|
185
|
144
|
649
|
El Bagre
|
5
|
15
|
34
|
37
|
91
|
Nechí
|
3
|
27
|
15
|
11
|
56
|
Tarazá
|
10
|
72
|
25
|
41
|
148
|
Zaragoza
|
2
|
29
|
61
|
105
|
197
|
Total Bajo Cauca
|
126
|
417
|
370
|
381
|
1294
|
Fuente: Instituto Nacional de Medicina Legal
El dirigente social de Caucasia
manifestó que en medio de esta guerra entre bandas criminales “cayó mucha gente
inocente, cayeron niños y niñas cuando tiraban granadas, y mataron gente de la
iglesia cristiana. Las fincas las quemaban, mataban a los capataces y se
robaban el ganado. Mataban a la gente en la vía, para que no transitaran las
motos, hacia Cuturú, hacia la zona de El Bagre y hacia Nechí.”
Sin duda la situación de Caucasia fue
una de las más complicadas porque, según funcionario público, en esa población
“había presencia de todos los grupos. Había Urabeños, Paisas, Aguilas y
Rastrojos, por eso el número de homicidios era tan alto, porque entre ellos
mismos se estaban matando. Entonces entre muchos de los muertes cayó gente
inocente pero también cayeron muchos que hacían parte de algunos grupos.”
Este funcionario también explicó que
entre las víctimas hubo desmovilizados que se negaron a ser reclutados. “A
muchos de los combatientes que se desmovilizaron los han matado. A veces porque
han ido a reclutarlos para los grupos pero no se han dejado y hay otros que si
se han integrado a estos grupos ilegales.”
A las muertes selectivas se sumaron los
ataques con granadas, que según el líder civil de Caucasia afectaron
principalmente a esa población y se intensificaron en el año 2010, cuando
habrían sido lanzadas más de 40 granadas en diferentes barrios del municipio.
“Un día tiraron 3 granadas en una noche. Yo sentí las que tiraron en el centro
y en el barrio Águila. (…) Uno veía la gente, unos con el desespero de
esconderse como otros de ir a chismosear”.
Y mientras en Caucasia el mayor temor
de la población eran los ataques con granadas, que podían ocurrir en cualquier
momento y lugar, en Cáceres y Tarazá las personas tenían miedo de ser
desaparecidas. En estos dos municipios delinquían bandas rivales que al parecer
realizaban retenes y retenciones ilegales para evitar que sus enemigos entraran
en el territorio.
Un habitante de Tarazá indicó que en
ese municipio delinquían Los Paisas y Los
Urabeños, mientras en Cáceres estaban Los
Rastrojos. “Entonces comienza todo esto que la gente de Tarazá no podía ir
a Cáceres ni la de Cáceres venir acá. (…) Hubo muchas personas asesinadas,
muchos mototaxis que se iban a hacer una carrera a Cáceres y los desaparecían.
También los de Cáceres venían acá y los desaparecían.”
Este ciudadano agregó que “en Cáceres
hubo una época, a finales de 2009, en que las bandas criminales hacían un reten
en el puente de Cáceres, ahí a 2 cuadras de la policía. (…) Entonces ellos
después de las 6 de la tarde hacían un control en este puente para la gente que
entraba y salía.”
Según el funcionario de Caucasia, en
esa época “Cáceres estaba invivible. Uno para entrar allá tenía que pedir casi
que permiso. Yo llegaba a Cáceres y temblaba, tenía miedo. Yo siempre salía
acompañado, nunca sólo, y a una vereda no me atrevía ni a ir.”
Sin embargo el funcionario agregó que
la situación no era exclusiva de este municipio y explicó que las otras
localidades tenían sus condiciones particulares. “En Zaragoza, de todas maneras
hay presencia de las FARC y esto ha contribuido a que exista una lucha por
territorio, entre la guerrilla y las BACRIM, allá están Los Urabeños.”
Sobre Nechí y El Bagre, este servidor
público afirmó que el conflicto fue menos fuerte, sin embargo, aclaró que en
esta última población aún “hay sitios neurálgicos como Puerto López o Puerto Claver,
donde para poder entrar hay que pedir permiso.”
Pero la marcada división territorial
comenzaría a transformarse en varios territorios durante el transcurso de la guerra
y, en ese proceso, serían clave una serie de sucesos que cambiaron algunas
alianzas entre bandas criminales. La mayoría de esos hechos ocurrieron entre
2010 y 2011.
Entre esos incidentes están el
asesinato de Sebastián, a manos de
sus propios hombres, y la deserción de Picapiedra,
de Los Paisas, para unirse a Los Rastrojos. Además, se visibilizaron escándalos sobre
presuntas alianzas de algunos miembros de la fuerza pública con las bandas
criminales.
En desarrollo…
Más alianzas y
traiciones, en la guerra entre bandas del Bajo Cauca
Artículos relacionados:
[ii] Erickson Vargas
también era conocido con el alias de “Sebastián” y libraba una guerra a muerte
con Maximiliano Bonilla, alias “Valenciano”, por el control de la estructura La
Oficina. La disputa por esta organización comenzó luego de la extradición del
ex jefe paramilitar, Diego Fernando Murillo, alias “Berna”.